Un fin de semana con muchas cosas, que empieza el viernes con una tarde sin mayor historia y una noche de juegos, con el Vast y el Keep the Heroes out! (antes habíamos jugado un par de fillers infames, pero ni recuerdo su nombre ni merecen ser nombrados).
El sábado por la mañana toca ir a comprar un regalo, pues era el cumpleaños del amigo Kike, que celebramos con unas hamburguesas en el Boys, y tras la sobremesa, con el estómago bien lleno, al club del libro, del que ya hablé ayer. La llegada a Bilbao resulta ser un tanto accidentada (nada grave, solo un pinchazo), lo que hace que no pueda quedar con unos amigos que habían venido de Madrid.
Sí quedo con ellos, en cambio, hoy, y quiso el destino que se alojaran en un hotel que pilla a 200 metros de mi casa, así que quedar con ellos era simple. Y les he acompañado para un plan que de normal no habría hecho, que es ir con ellos al free tour que habían contratado por Bilbao. Soy muy fan de este tipo de actividades cuando visito otras ciudades, pero nunca lo había hecho en la propia. Y la verdad es que la experiencia es curiosa.
Luego hemos ido a comer, y por la tarde otra reunión, pues era la asamblea ordinaria de Abaco, aunque ha sido sorprendentemente ágil y rápida, lo que me ha permitido salir lo suficientemente pronto como para volverme a juntar con los amigos madrileños.
Y tras el pintxopote vespertino a casa, que mañana toca trabajar.
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