Así se lee un visado
Como ya adelantaba ayer, volví de Madrid, donde fui para hacer las gestiones del visado. Y la verdad es que casi empiezo con bastante mal pie, pues el propio sábado, cuando me dirigía hacia el autobus para Madrid, me doy cuenta, cuando estoy saliendo del portal, de que me he dejado el pasaporte en casa. A todo correr subo, y por suerte lo encuentro a la primera, y ni pierdo el autobús (que habría sido una putada) ni me voy a Madrid sin el pasaporte, que la cara que se me hubiera quedado al ver que me lo he dejado en Bilbao habría sido de foto.
El fin de semana en sí me lo salto, divertido, con lo de ver a los amigos, jugar partida de rol el sábado, ver alguna película horrible y capítulos de Phineas y Ferb hasta la muerte.
Vayamos pues al lunes a la mañana. Me levanté prontito, sobre las 7, con intención de ir a primera hora al consulado, y cuando llego a las 8:30, tras la ruta de conexiones de metro, taxi, dromedario y zeppelín que todo madrileño hace a diario para ir a trabajar, pero que yo no estoy acostumbrado, veo una cola de chinos bastante numerosa. Y veo también que hasta las 9:30 no abren. Joder, una hora para que abran, y ya hay una cola impresionante. Y todo bajo el sol matutino, que frío precisamente no había.
Y en ésas estoy yo, rodeado de chinos, en una larga cola, y sin saber muy bien si servirá para algo, o me tendré que ir por donde he venido, pero a las 9:30, cuando abren el consulado la cola empieza a avanzar, o mejor dicho a evaporarse, pues sin saber muy bien cómo, me veo teletransportado al interior del edificio, donde veo con alivio que hay dos colas. Una para que los chinos renueven su pasaporte y otra para sacar el visado para ir a China, donde afortunadamente estamos 4 y el del tambor. Así que tras esperar como 10 minutos me atienden, entrego los papeles, me dan el resguardo y ya está. Dentro de una semana me dan el visado a cambio de 30 euros.
Consejo: paradójicamente es mejor no ir a primera hora.
El fin de semana en sí me lo salto, divertido, con lo de ver a los amigos, jugar partida de rol el sábado, ver alguna película horrible y capítulos de Phineas y Ferb hasta la muerte.
Vayamos pues al lunes a la mañana. Me levanté prontito, sobre las 7, con intención de ir a primera hora al consulado, y cuando llego a las 8:30, tras la ruta de conexiones de metro, taxi, dromedario y zeppelín que todo madrileño hace a diario para ir a trabajar, pero que yo no estoy acostumbrado, veo una cola de chinos bastante numerosa. Y veo también que hasta las 9:30 no abren. Joder, una hora para que abran, y ya hay una cola impresionante. Y todo bajo el sol matutino, que frío precisamente no había.
Y en ésas estoy yo, rodeado de chinos, en una larga cola, y sin saber muy bien si servirá para algo, o me tendré que ir por donde he venido, pero a las 9:30, cuando abren el consulado la cola empieza a avanzar, o mejor dicho a evaporarse, pues sin saber muy bien cómo, me veo teletransportado al interior del edificio, donde veo con alivio que hay dos colas. Una para que los chinos renueven su pasaporte y otra para sacar el visado para ir a China, donde afortunadamente estamos 4 y el del tambor. Así que tras esperar como 10 minutos me atienden, entrego los papeles, me dan el resguardo y ya está. Dentro de una semana me dan el visado a cambio de 30 euros.
Consejo: paradójicamente es mejor no ir a primera hora.
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