Mucho oro, mucho oro, pero pidiendo las ayudas.
Cosas pasmosas veredes en mostrador, y el público es una constante caja de sorpresas. No sorprende tanto que una persona se queje de su cesación de lucro cuando le digo que no puede cobrar la ayuda porque tiene un inmueble, que lo que tiene que hacer es venderlo y vivir de eso, y exclama que tiene un comprador, pero que solo le ofrece lo mismo que pagó en su día, y que así no gana dinero. Maldad la del ente foral, que no permite que los emprendedores se lucren con las ayudas de subsistencia...
Pero no era de eso de lo que venía a hablar, como tampoco me extenderé demasiado con el usuario que preguntaba por "el señor Maite" (que yo sepa las Maites de esta oficina son todas de género femenino) sino que venía a contar la que más graciosa me ha parecido hoy.
Bien sabida es la cosutmbre de la gente de rebautizar con nombres variopintos determinados conceptos (y yo el primero, que seguro que si me pongo a hablar de informática coceo la terminología) y así me he topado con solicitantes de aduyas y chiviris, certificados del himén, o papeles del suicidio.
Hoy se suma a la lista la señora que venía preguntando por los viajes del incesto. Hombre, yo no soy quién para pedirle explicaciones de lo que deja o deja de hacer con los miembros de su unidad familiar, que por algo uno es moderno y europeo y trata de ser tolerante con las costumbres ajenas, pero me parecía raro que realmente me estuviera preguntando eso, máxime cuando esgrimía una carta del IMSERSO, al que luego, por guardar las formas, ha rebautizado como "incerso".
Aunque eso no le ha servido, ya que eso es otro ente, que poco tiene que ver con nosotros, y ya le ponía en la carta el teléfono al que tenía que llamar. De menos me ha servido a mí decirle que no le podíamos ayudar, y que de nada le servía ir preguntando en todas nuestras ventanillas "por si acaso".
Pero no era de eso de lo que venía a hablar, como tampoco me extenderé demasiado con el usuario que preguntaba por "el señor Maite" (que yo sepa las Maites de esta oficina son todas de género femenino) sino que venía a contar la que más graciosa me ha parecido hoy.
Bien sabida es la cosutmbre de la gente de rebautizar con nombres variopintos determinados conceptos (y yo el primero, que seguro que si me pongo a hablar de informática coceo la terminología) y así me he topado con solicitantes de aduyas y chiviris, certificados del himén, o papeles del suicidio.
Hoy se suma a la lista la señora que venía preguntando por los viajes del incesto. Hombre, yo no soy quién para pedirle explicaciones de lo que deja o deja de hacer con los miembros de su unidad familiar, que por algo uno es moderno y europeo y trata de ser tolerante con las costumbres ajenas, pero me parecía raro que realmente me estuviera preguntando eso, máxime cuando esgrimía una carta del IMSERSO, al que luego, por guardar las formas, ha rebautizado como "incerso".
Aunque eso no le ha servido, ya que eso es otro ente, que poco tiene que ver con nosotros, y ya le ponía en la carta el teléfono al que tenía que llamar. De menos me ha servido a mí decirle que no le podíamos ayudar, y que de nada le servía ir preguntando en todas nuestras ventanillas "por si acaso".
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