No voy a hablar, aunque lo parezca, de seguridad vial. Tampoco voy a hablar de política, que podría también parecerlo. No voy a hablar, no de forma directa, del ahorro de combustible.
Voy a hablar de peso. Soy un tipo bastante grandote, como ya digo en la columna de la derecha, y ahí digo que no menciono el peso. Pero hoy me apetece. Hace no mucho me propuse tomarme un poco más en serio lo de adelgazar, y estaba en mis hermosos 120 kilos. Hoy la báscula marcaba 110. Todavía queda mucho trabajo por hacer, pero las cifras redondas siempre motivan.
El "secreto" de la pérdida de peso realmente no es tal. Simplemente cuidar un poco la alimentación, y sustentarse en un pilar básico, que es no comer sin hambre y reducir un poco, tampoco demasiado, las cantidades. La clave está en la visita que hice al médico, el cual me sugirió una dieta. La dieta era totalmente inseguible, y como ya le dije, con esa dieta no aguanto una semana. Pero de alguna forma me sirvió de inspiración, y hábitos como cambiar coca-cola por agua o tener en casa fruta para picar entre horas en lugar de snacks, parecen obrar mágicos resultados.
No creo en dietas milagro, como la Dukan esa que está tan de moda, la cual, riesgo de cetosis al margen, se me haría durísima. Creo que simplemente hacer un poco menos el idiota al comer ayuda y mucho. Y bueno, el gimnasio y la piscina son dos grandes aliados.
Aunque, ojo, también debo tener clara una cosa: lo importante no es llegar sino mantenerme. Y no recuperar con facilidad los kilos perdidos.
Voy a hablar de peso. Soy un tipo bastante grandote, como ya digo en la columna de la derecha, y ahí digo que no menciono el peso. Pero hoy me apetece. Hace no mucho me propuse tomarme un poco más en serio lo de adelgazar, y estaba en mis hermosos 120 kilos. Hoy la báscula marcaba 110. Todavía queda mucho trabajo por hacer, pero las cifras redondas siempre motivan.
El "secreto" de la pérdida de peso realmente no es tal. Simplemente cuidar un poco la alimentación, y sustentarse en un pilar básico, que es no comer sin hambre y reducir un poco, tampoco demasiado, las cantidades. La clave está en la visita que hice al médico, el cual me sugirió una dieta. La dieta era totalmente inseguible, y como ya le dije, con esa dieta no aguanto una semana. Pero de alguna forma me sirvió de inspiración, y hábitos como cambiar coca-cola por agua o tener en casa fruta para picar entre horas en lugar de snacks, parecen obrar mágicos resultados.
No creo en dietas milagro, como la Dukan esa que está tan de moda, la cual, riesgo de cetosis al margen, se me haría durísima. Creo que simplemente hacer un poco menos el idiota al comer ayuda y mucho. Y bueno, el gimnasio y la piscina son dos grandes aliados.
Aunque, ojo, también debo tener clara una cosa: lo importante no es llegar sino mantenerme. Y no recuperar con facilidad los kilos perdidos.
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