Todos los años por estas fechas toca declarar alegremente con el fisco. Y es alegremente porque toca devolución, y de una cantidad que no es pequeña. Lo cierto es que me alegraría más que me saliera a pagar, pues eso supondría que no le he prestado gratuitamente dinero a Hacienda. Pero bueno, ya que me lo devuelven, lo tendré que coger.
Y con ese propósito me fui a la sucursal donde tenía concertada la cita, a fin de que me confeccionaran la declaración, y poder así cobrar antes. La verdad es que mi declaración no tiene mucho misterio. El 10-T, los 4 papeles del banco y el alquiler que Hacienda siempre se olvida de incluirme. Además, de un tiempo a esta parte es todo mucho más fácil, ya que los que están en Rentanet, trabajo que conozco por haber desempeñado, ya no tienen que meter los datos como entonces, sino que los cogen directamente de la base de datos de la Hacienda foral.
Y aquí comiena la odisea.
Resulta que este año han metido como novedad que hay que llevar la carta con las claves para que puedan hacer la declaración. Antes, si no estaba esa carta valía con la fotocopia del DNI. Pero ahora si no están las claves es físicamente imposible acceder. Así, el sistema que han implementado es que tienes que firmarles la autorización, para que ellos manden un correo al servidor para pedir la clave. Correo que tarda más en llegar que lo que tarda la declaración de la Renta. Ya me sangran los ojos cuando de reojo veo que pide que le manden las "clabes".
Pasan unos minutos y llega el correo. Empieza a meter la "clabe". 1426...
-Eh, espera. Eso es mi DNI
-¿Seguro?
-Hombre...
-Oh, vaya, pues me han mandado el correo vacío. No sé qué hacer ahora. Y siempre me hacen la misma. Cuando les mando el correo me lo mandan vacío.
-¿Y si lo pides otra vez?
Manda un nuevo correo, en el que expone que le "a" llegado el mensaje vacío, y que necesita de nuevo las claves. Casualmente mis doloridos ojos se fijan en el icono del clip que acompaña al correo y le pregunto si eso no es un adjunto. Muestra su sorpresa al darse cuenta de ello, y de cómo los anteriores mensajes, que tomó por vacíos, también venían con un adjunto.
Introduce los datos con la nueva clave y le da error. Vuelve a comprobar y meter la clave, y nuevamente error. Me pregunta si el DNI está correcto. Le digo que sí. Me pregunta si el año de nacimiento está correcto. Le digo que sí. Me pregunta si estoy seguro. Hombre, soy despistado, y me puedo equivocar en muchas cosas. Pero algo como eso, me suelo acordar.
Le pregunto si no será que al haber pedido una nueva clave ha anulado la primera. Pero sigue picando la misma clave una y otra vez. Con la esperanza, supongo, de que el ordenador no se dé cuenta y cuele. Pero no cuela. Aparece el mensaje "número de intentos superado, clave anulada". Llega el correo con la nueva clave, y tampoco vale. Es lo que tiene bloquear la sesión. Me vuelve a preguntar si la fecha de nacimiento es correcta.
Finalmente, y viendo que esto no me llega a ninguna parte, le doy los buenos días y opto por entregar la declaración yo en ventanilla. La pega, que en vez de recibir el dinero en 10 días tendré que esperar un mes. La duda, si en 10 días habría sido capaz de hacer mi declaración de la renta.
Y con ese propósito me fui a la sucursal donde tenía concertada la cita, a fin de que me confeccionaran la declaración, y poder así cobrar antes. La verdad es que mi declaración no tiene mucho misterio. El 10-T, los 4 papeles del banco y el alquiler que Hacienda siempre se olvida de incluirme. Además, de un tiempo a esta parte es todo mucho más fácil, ya que los que están en Rentanet, trabajo que conozco por haber desempeñado, ya no tienen que meter los datos como entonces, sino que los cogen directamente de la base de datos de la Hacienda foral.
Y aquí comiena la odisea.
Resulta que este año han metido como novedad que hay que llevar la carta con las claves para que puedan hacer la declaración. Antes, si no estaba esa carta valía con la fotocopia del DNI. Pero ahora si no están las claves es físicamente imposible acceder. Así, el sistema que han implementado es que tienes que firmarles la autorización, para que ellos manden un correo al servidor para pedir la clave. Correo que tarda más en llegar que lo que tarda la declaración de la Renta. Ya me sangran los ojos cuando de reojo veo que pide que le manden las "clabes".
Pasan unos minutos y llega el correo. Empieza a meter la "clabe". 1426...
-Eh, espera. Eso es mi DNI
-¿Seguro?
-Hombre...
-Oh, vaya, pues me han mandado el correo vacío. No sé qué hacer ahora. Y siempre me hacen la misma. Cuando les mando el correo me lo mandan vacío.
-¿Y si lo pides otra vez?
Manda un nuevo correo, en el que expone que le "a" llegado el mensaje vacío, y que necesita de nuevo las claves. Casualmente mis doloridos ojos se fijan en el icono del clip que acompaña al correo y le pregunto si eso no es un adjunto. Muestra su sorpresa al darse cuenta de ello, y de cómo los anteriores mensajes, que tomó por vacíos, también venían con un adjunto.
Introduce los datos con la nueva clave y le da error. Vuelve a comprobar y meter la clave, y nuevamente error. Me pregunta si el DNI está correcto. Le digo que sí. Me pregunta si el año de nacimiento está correcto. Le digo que sí. Me pregunta si estoy seguro. Hombre, soy despistado, y me puedo equivocar en muchas cosas. Pero algo como eso, me suelo acordar.
Le pregunto si no será que al haber pedido una nueva clave ha anulado la primera. Pero sigue picando la misma clave una y otra vez. Con la esperanza, supongo, de que el ordenador no se dé cuenta y cuele. Pero no cuela. Aparece el mensaje "número de intentos superado, clave anulada". Llega el correo con la nueva clave, y tampoco vale. Es lo que tiene bloquear la sesión. Me vuelve a preguntar si la fecha de nacimiento es correcta.
Finalmente, y viendo que esto no me llega a ninguna parte, le doy los buenos días y opto por entregar la declaración yo en ventanilla. La pega, que en vez de recibir el dinero en 10 días tendré que esperar un mes. La duda, si en 10 días habría sido capaz de hacer mi declaración de la renta.
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