Esta semana me toca por motivos de trabajo asistir a un curso por las tardes, y la temática es obvia. Algo que no me viene mal, porque pese a mi elegante y modesto dominio del lenguaje, es cierto que a veces me acelero al hablar, y que no siempre vocalizar está entre mis actividades más realizadas.
El curso en cuestión es bastante diferente de los cursos al uso, pues no consiste en recibir un material y una exposición por parte del ponente (la ponente en este caso) sino que es, por su propia naturaleza, bastante participativo. Pero suele pasar que a la gente no suele gustarle hablar en público. Y como yo no tengo problema con ello, cuando pidió voluntario para ser el primero en salir a la palestra, como los demás tardaban en arrancar, ahí salí yo. Luego se fueron animando y todos demostraron que no tenían motivo alguno para temer hablar en público, pues lo hacían bastante bien. La verdad es que la gente tiende a hablar en público mucho mejor de lo que piensa.
También hemos tenido ejercicios de modular la voz (parecíamos idiotas, todos haciendo "oooooooaaaaaaaooooo" a la vez) y de incluso forzar la propia risa, lo que acaba en risa real.
También tocará (algunos han empezado hoy) recitar/interpretar el famoso discurso del narcoléptico Martin Luther King (el de "tengo un sueño..."), cosa que a algunos costaba más que a otros. A mí no es algo que me dé demasiado reparo, pues si en algo ayudan los juegos de rol es a perder el miedo a este tipo de situaciones. Y al fin y al cabo, no deja de ser interpretar al señor King.
El curso dura 4 días, y ya hemos pasado el Ecuador, y la verdad es que las dos tardes se me han pasado volando. Si bien es cierto que no todos los asistentes parecen opinar lo mismo, porque cuando hacemos algunos ejercicios sí que se ven algunas caras de "¿qué coño es esto?". Pero hacer el ganso, cosa que a mí me encanta, tiene también su utilidad, y es que es importante perder el miedo a hacer el ridículo. Tanto en el trabajo como en la vida.
El curso en cuestión es bastante diferente de los cursos al uso, pues no consiste en recibir un material y una exposición por parte del ponente (la ponente en este caso) sino que es, por su propia naturaleza, bastante participativo. Pero suele pasar que a la gente no suele gustarle hablar en público. Y como yo no tengo problema con ello, cuando pidió voluntario para ser el primero en salir a la palestra, como los demás tardaban en arrancar, ahí salí yo. Luego se fueron animando y todos demostraron que no tenían motivo alguno para temer hablar en público, pues lo hacían bastante bien. La verdad es que la gente tiende a hablar en público mucho mejor de lo que piensa.
También hemos tenido ejercicios de modular la voz (parecíamos idiotas, todos haciendo "oooooooaaaaaaaooooo" a la vez) y de incluso forzar la propia risa, lo que acaba en risa real.
También tocará (algunos han empezado hoy) recitar/interpretar el famoso discurso del narcoléptico Martin Luther King (el de "tengo un sueño..."), cosa que a algunos costaba más que a otros. A mí no es algo que me dé demasiado reparo, pues si en algo ayudan los juegos de rol es a perder el miedo a este tipo de situaciones. Y al fin y al cabo, no deja de ser interpretar al señor King.
El curso dura 4 días, y ya hemos pasado el Ecuador, y la verdad es que las dos tardes se me han pasado volando. Si bien es cierto que no todos los asistentes parecen opinar lo mismo, porque cuando hacemos algunos ejercicios sí que se ven algunas caras de "¿qué coño es esto?". Pero hacer el ganso, cosa que a mí me encanta, tiene también su utilidad, y es que es importante perder el miedo a hacer el ridículo. Tanto en el trabajo como en la vida.
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