Verano es temporada de jornadas, y en unas bien calurosas, aunque poco frecuentadas he estado este fin de semana. Concretamente en Miranda de Ebro, donde estuvimos desde el viernes hasta hoy después de comer (lo que es un decir, puesto que he comido al llegar a Bilbao)
El viernes llegué allí sobre las 7-8 de la tarde, gracias al vehículo amablemente cedido por mi madre, y nos dirigimos al albergue que la organización había dispuesto de forma gratuita para los asistentes (lo cual es un punto excelente). De ahí nos fuimos a cenar y luego a beber algo, no sin antes rodear literalmente el pueblo en busca de una botella de ron, que nos costó conseguir.
El sábado por la mañana cancelo por falta de quorum la programada partida de 2084 pero a cambio puedo participar en una multitudinaria partida de Clayorama en la que gano gracias al "Pequeño Poni cabalgado por Cthulhu". La partida, en cambio, sí la dirijo por la tarde, con satisfactorio resultado.
Por la noche unas pizzas y unas botellas de ron a las que hacemos caso omiso, y una de juegos de mesa, hasta que a eso de las 4 nos retiramos al albergue. Allí, la sinfonía de ronquidos de mis compañeros de habitación me impide dormir debidamente.
Domingo por la mañána, tras casi literalmente cerrar el albergue, desayunamos algo y echamos unas partidillas antes de coger el coche y marchar.
Conclusión: unas jornadas pequeñitas con más actividades que asistentes, pero con un excelente alojamiento gratuito. En el lado negativo: excesivo calor y falta de ventiladores.
El viernes llegué allí sobre las 7-8 de la tarde, gracias al vehículo amablemente cedido por mi madre, y nos dirigimos al albergue que la organización había dispuesto de forma gratuita para los asistentes (lo cual es un punto excelente). De ahí nos fuimos a cenar y luego a beber algo, no sin antes rodear literalmente el pueblo en busca de una botella de ron, que nos costó conseguir.
El sábado por la mañana cancelo por falta de quorum la programada partida de 2084 pero a cambio puedo participar en una multitudinaria partida de Clayorama en la que gano gracias al "Pequeño Poni cabalgado por Cthulhu". La partida, en cambio, sí la dirijo por la tarde, con satisfactorio resultado.
Por la noche unas pizzas y unas botellas de ron a las que hacemos caso omiso, y una de juegos de mesa, hasta que a eso de las 4 nos retiramos al albergue. Allí, la sinfonía de ronquidos de mis compañeros de habitación me impide dormir debidamente.
Domingo por la mañána, tras casi literalmente cerrar el albergue, desayunamos algo y echamos unas partidillas antes de coger el coche y marchar.
Conclusión: unas jornadas pequeñitas con más actividades que asistentes, pero con un excelente alojamiento gratuito. En el lado negativo: excesivo calor y falta de ventiladores.
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