En esta nueva comedia Sacha Baron Cohen vuelve a la carga con el pilar básico de su humor, que es la provocación. Y tras su rapero Ali G, su exótico Borat y su ultrahomosexual Bruno, Cohen viene ahora convertido en Aladeen, el terrible genocida de la ficticia Wadiya.
Aladeen es el dirigente de un país desértico que es traicionado por su consejero, un tipo turbio y ansioso de poder al que interpreta Ben Kingsley. Eh, un momento... ¡Eso es el argumento de Prince of Persia! Aunque bueno, más bien recuerda a una versión chabacana del Príncipe de Zamunda (aquella película en la que Eddie Murphy es un rey africano que se va a Queens, haciéndose pasar por un señor normal, para encontrar novia).
Debo decir que la película en líneas generales es bastante mediocre, y que durante parte de la misma resultaba algo floja, si bien intercalaba sketches muy graciosos (el del juego de la WII era especialmente tronchante), pero otros sin gracia (la escena del helicóptero era francamente mejorable), con la agravante de que muchas de las coñas ya se habían encargado de destriparlas en el trailer. Pero la película ha merecido la pena.
¿Por qué?
Por el magistral recital de sopapos que reparte en un minuto con su discurso ante las Naciones Unidas, en una de las mejores escenas que he visto en el cine en mucho tiempo:
"¿Por qué son ustedes tan antidictadores? Imagínense que América fuera una dictadura. podrían hacer que un 1% de la población tuviese todas las riquezas de la nación. Podrían ayudar a que sus amigos ricos lo fueran aún más reduciendo sus impuestos y sacándoles del apuro cuando apostaran y perdieran. Podrían ignorar las necesidades de los pobres en salud y educación. La prensa parecería libre, pero estaría controlada en secreto por una persona y su familia. Podrían pinchar teléfonos, torturar a prisioneros extranjeros. Podrían manipular las elecciones, podrían mentir sobre por qué van a una guerra. Podrían llenar sus cárceles de un grupo racial en particular y nadie se quejaría. Podrían usar los medios de comunicación para asustar a la gente y hacer que apoyen políticas que van en contra de sus intereses. Ya sé que para los americanos resulta difícil de imaginar."
Afortunadamente en occidente tenemos una bonita democracia. Nada que ver con la dictadura de Wadiya.
Aladeen es el dirigente de un país desértico que es traicionado por su consejero, un tipo turbio y ansioso de poder al que interpreta Ben Kingsley. Eh, un momento... ¡Eso es el argumento de Prince of Persia! Aunque bueno, más bien recuerda a una versión chabacana del Príncipe de Zamunda (aquella película en la que Eddie Murphy es un rey africano que se va a Queens, haciéndose pasar por un señor normal, para encontrar novia).
Debo decir que la película en líneas generales es bastante mediocre, y que durante parte de la misma resultaba algo floja, si bien intercalaba sketches muy graciosos (el del juego de la WII era especialmente tronchante), pero otros sin gracia (la escena del helicóptero era francamente mejorable), con la agravante de que muchas de las coñas ya se habían encargado de destriparlas en el trailer. Pero la película ha merecido la pena.
¿Por qué?
Por el magistral recital de sopapos que reparte en un minuto con su discurso ante las Naciones Unidas, en una de las mejores escenas que he visto en el cine en mucho tiempo:
"¿Por qué son ustedes tan antidictadores? Imagínense que América fuera una dictadura. podrían hacer que un 1% de la población tuviese todas las riquezas de la nación. Podrían ayudar a que sus amigos ricos lo fueran aún más reduciendo sus impuestos y sacándoles del apuro cuando apostaran y perdieran. Podrían ignorar las necesidades de los pobres en salud y educación. La prensa parecería libre, pero estaría controlada en secreto por una persona y su familia. Podrían pinchar teléfonos, torturar a prisioneros extranjeros. Podrían manipular las elecciones, podrían mentir sobre por qué van a una guerra. Podrían llenar sus cárceles de un grupo racial en particular y nadie se quejaría. Podrían usar los medios de comunicación para asustar a la gente y hacer que apoyen políticas que van en contra de sus intereses. Ya sé que para los americanos resulta difícil de imaginar."
Afortunadamente en occidente tenemos una bonita democracia. Nada que ver con la dictadura de Wadiya.
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