Una playa para nosotros solos.
Dado que hoy el tiempo en Lanzarote no acompañaba, y unos negros nubarrones amenazaban lluvia por tercer día consecutivo, hemos decidido irnos a la competencia. Así que hemos cogido el coche, y previo paso por Yaiza para recoger una foto que nos hicieron en el camello, nos hemos dirigido al Norte, a Orzola.
En Orzola, nada más llegar, hemos tomado el ferry rumbo a la isla de al lado: Graciosa.
En el cielo ha salido una cosa naranja y redonda, a la que los expertos llaman Sol (y que una vez al año hace su aparición en Euskadi, o eso dicen los rumores). En Graciosa hemos tomado una de las rutas andarinas, y después de un paseo al sol de más o menos un kilónetro, hemos detectado una playa poco transitada, y aunque sin baño (pero sí pediluvio), hemos podido disfrutar de un picnic en la tranquilidad de la arena y al solete, sin que hayamos visto a prácticamente ni una sola persona en toda la mañana.
De regreso al pueblo, un rico helado y el barco de regreso, donde el simpático guía nos ha amenizado el viaje, con curiosidades turísticas de la región.
Ya en Lanzarote, nuestra idea era ir a ver los Jameos del Agua, que según el folleto que nos habían dado abría los martes a la noche. Pero era mentira, y allí nos hemos plantado para ver que estaban totalmente cerrados. Así que otro día tendrá que ser.
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