No me ha decepcionado en absoluto.
Era un juego que esperaba como agua de mayo (a pesar de que salió en septiembre) y que contaba con unas expectativas altísimas por mi parte. Bien, ha quedado a la altura: dinámico, trepidante, gamberro... y lo que para mí personalmente es una virtud: fácil. Nada de misiones desquiciantes que tuviera que repetir una y otra vez. Vale, entiendo que hay para quien eso es un habdicap, pero a mí me gusta poder avanzar.
Mejorando a su antecesor, el GTA IV, GTA V nos devuelve al ficticio estado de San Andreas (California) y más concretamente a Liberty City (Los Angeles), donde se desarrolla la historia principal, una historia de gangsters con unas cuántas referencias, como suele ser habitual. Algunas de ellas tan obvias como la del mafioso que acude a la consulta del psiquiatra, o la de la caravana que cocina droga en el desierto. La historia me ha gustado bastante, y sobre todo con una maniobra arriesgada que ha resultado ser un acierto.
A falta de un protagonista, tres.
En esta nueva entrega, Rockstar quiso rizar el rizo haciendo que fueran tres los personajes principales, de forma que durante el juego pudiéramos ir alternando, o incluso que algunas misiones requirieran coordinarlos. Esto, que me daba un miedo atroz, ha resultado ser lo mejor del juego, y ahora mismo se me quedaría cojo un GTA en el que solo tuviera un personaje.
Y estos son los personajes:
Michael de Santa: Un ex-atracador de bancos que vive rodeado de dinero pero con una vacía vida interior, y una familia disfuncional, con una mujer con la que no se entiende y dos hijos adolescentes y estereotípicos (ella un putón bervenero, él un friki). Acude regularmente al psiquiatra. No, nadie ha hablado de Tony Soprano aquí.
Franklin Clinton: Un negro de barrio bajo de Los Angeles y heredero espiritual de CJ. La cabeza bastante bien amueblada y un gran talento para conducir (de hecho, de eso hablaremos un poco más adelante).
Trevor Philips: Difícil definir a Trevor con una palabra que no sea Trevor. Un psicópata malhablado, bebedor, desaseado y sádico. Un miserable y peligroso hijo de puta, pero al que no puedes evitar coger cariño. Es el perfecto villano, pero también el alivio cómico del juego. Alguien a quien no querrías ver ni en pintura en el mundo real, pero que resulta imprescindible en un juego tan gamberro como GTA.
Estos personajes tienen unos atributos y habilidades (puntería, combate, resistencia, conducción...) que pueden ir mejorando, y tienen además unas capacidades especiales, distintas para cada uno; Michael puede entrar en tiempo bala, a lo Max Payne, mientras que Franklin puede hacer lo mismo en un vehículo, para evitar estamparse contra los obstáculos, y Franklin entra en un frenesí salvaje que le da gran aguante al daño.
¡Cuidado, tiene una tarta!
Otro de los cambios que ha habido es el tema de la policía. Mucho más severa que antes (en cuanto cometes un solo asesinato ya los tienes encima), el tema de las persecuciones policiales es mucho más realista, y sí da la impresión de huir y esconderse de ellos, aunque sobre todo al principio darán la sensación de ser mucho más pertinaces que antes en su búsqueda. Se echa en falta, eso sí, el minijuego de hacer de policía como en otras ediciones del GTA.
No está eso, pero a cambio tenemos una ciudad que está viva, en la que pasan cosas, y en la que nos encontramos con todo tipo de personas y eventos, y con muchos detalles, con muchos tipos de personas. Esta sensación de ciudad viva aumenta si tenemos en cuenta el Internet de dentro del juego, donde los personajes tienen su cuenta en LifeInvader (un sosias de Facebook), en el que van actualizando a medida que avanza el juego, y la web de Bleeper (un Twitter en el que van apareciendo comentarios que son oro puro). Y como ya viéramos en el IV, una gran oferta televisiva que da literalmente para horas. Solo con Internet y la TV, tiene uno para rato.
Los Santos es la ciudad que está al Sur.
Pero no solo de las ciudades vive el hombre, y GTA V nos permite jugar en todo el estado de San andreas (aunque faltan las memorables San Fierro y Las Venturas), con kilómetros y kilómetros de zonas rurales y campo abierto, por el que perderse con la bicicleta de montaña, sobrevolar con un avión o ir atropellando vacas y ciervos con una ranchera.
Muchos sitios que exporar, muchos vehículos que robar, y bastante variedad en general. En esto recuerda mucho al GTA San Andreas, del que toma además cosas como las peluquerías que permiten cambiar de look, y en muchos aspectos el GTA V coge lo bueno del GTA IV y lo bueno del GTA San Andreas, aunque en muchas cosas aún no ha alcanzado a igualar a este. No llega al nivel de pijaditas que tenía (auqnue tiene las suyas propias, unas cuántas), y sobre todo se echa en falta más variedad de armas (si bien, permite tunear las que tienes). Sin embargo, las estanterías estratégicamente vacías de las tiendas de armas equivalen a un gigantesco cartel que dice "DLC".
Como era de esperar, GTA V es un bombazo de juego, seguramente el último gran juego de esta generación de consolas, para mcuhas horas de diversión y una enorme rejugabilidad. Y eso sin contar con el modo online, que personalmente no lo pienso ni mirar, pero que para muchos me consta que es el gran aliciente. Ahora, si es bueno o malo, habrá que preguntar a quien lo haya probado.
Pero no todo es violencia, también hay sexo.
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