Recomendada por Tarantino y por Jokin.
El selllo de recomendación del que es uno de mis directores fetiche fue lo que me empujó a ver esta soberbia película israelí que, de otra manera, me habría pasado completamente desapercibida. Y habría sido una pena, porque me parece una de las películas del año (a pesar de ser de 2013).
A medio camino entre el thiller y la gamberrada, es una película bastante dura de ver, con un humor muy negro que te abofetea y te hace sentir culpable mientras te ríes y te muestra lo miserable a veces de la condición humana.
A medio camino entre el thiller y la gamberrada, es una película bastante dura de ver, con un humor muy negro que te abofetea y te hace sentir culpable mientras te ríes y te muestra lo miserable a veces de la condición humana.
Esto va de un asesinato, una niña aparece muerta, terriblemente torturada y violada. La policía tiene un sospechoso, sobre el que no hay ninguna prueba y cuya vida da un giro de 180º cuando sale a la luz su condición de sospechoso. Pero se junta que uno de los policías que lleva el caso (que por cierto, y sin que tenga nada que ver, me recordaba al cantante de "El reno Renardo") decide tomárselo como algo personal y opta por pasarse la legalidad por el forro de los cojones, en honor al "hace falta que haya hombres malos para parar a otros hombres malos" que tanto gusta a los justicieros de alma de bar. Pero hay cocos aún más grandes que tienen planes mejores, y se juntan más personajes cuyas motivaciones son aún más oscuras, y nada halagüeñas para el aparentemente inocente profesor de primaria, sospechoso de tan terrible crimen.
La película juega muy bien con la tensión, sin ocultar nada truculento pero sin hacer de la tortura su exclusivo leit motiv, y sabe romper magistralmente el ritmo, con eventos cotidianos que hacen que deba pararse la acción. Especialmente brillante me parece la escena en la que uno de los personajes cocina una tarta, y no doy más pistas.
Además el final, del que no me voy a extender, que no quiero hacer spoilers, es uno de esos finales en los que estás viendo los títulos de crédito y no terminas de tener muy claro lo que ha pasado, ni tienes claro del todo qué lobo es el más gordo y el más cabrón.
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