Curso de ética periodística.
La telebasura y el morbo como carnaza son el leit motiv que mueve esta película en la que Jake Gyllenhaal, está perfecto en su interpretación de personaje interpretado por Jim Carrey. Bromas aparte, está fabuloso, creando a Lou Bloom, un personaje inteligente, inquietante, carente de escrúpulos pero repleto de carisma.
Un ladrón de poca monta ve que la sangre en los medios es un producto que se vende muy bien, por lo que decide hacerse con una cámara e interceptar la radio de la policía de Los Angeles para ir a grabar el macabro resultado de accidentes, asesinatos, agresiones... todo eso que gusta tanto en la crónica negra, y viendo que eso mueve dinero, decide ir cada vez un poquito más allá, paseándose por los límites de la ética, y traspasando muchas veces esa línea, poniendo incluso los dos pies al otro lado.
Pero de nada sirve que uno venda un producto si no hay nadie dispuesto a comprarlo, y ahí entra la cadena de televisión que emite su carroña, y por supuesto el público que la consume. En esto, retrata fielmente a la sociedad que no puede dejar de mirar con interés las noticias cuando hay tripas y sufrimiento ajeno de por medio.
Interesante, perturbadora y en momentos clave trepidante. Una buena película.
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