Una carátula de las más evocadoras.
Seiken Densetsu II, o como es más conocido, "Secret of Mana" es uno de los mejores juegos que pasaron por la SNES, y uno de los mejores juegos RPG (Action RPG, siendo justos), que pelea codo con codo con otras joyas del género.
Con unos gráficos preciosos y una música a la altura, un apartado que destacaba de este juego era su modo multijugador. Pero no un multijugador como se entiende ahora, sino que tenía un modo para que de 1 a 3 jugadores, cada uno con su mando, manejaran a uno de los personajes (lo que, por cierto, hacía las batallas mucho más asequibles).
La historia, sin alardes, era arquetípica pero eficaz, una excusa para recorrer el mundo: un pringado encuentra una espada mágica, los monstruos se empiezan a extender por todas partes y un imperio malísimo quiere dominar el mundo, pero con la ayuda de los amigos que se va encontrando por el camino, el pringado salva al mundo de la destrucción.
El gato vendedor, un poderoso e imprescindible aliado.
El sistema de juego quedaba un poco a medio camino entre el Legend of Zelda y los JRPG; manejábamos al monigote por la pantalla y había que cascarse con los enemigos en tiempo real (algunos de ellos muy puñeteros), pero íbamos ganando experiencia y subiendo de nivel. Pero además también mejorábamos magia y maestría en armas, lo que le daba ese componente ciertamente adictivo de "farmeo" (término empleado para quedarse en una zona asequible matando bicho tras bicho para adquirir experiencia). y como había bastantes armas y magias, esto daba diversión para rato.
Lo de que los gráficos eran muy bonitos ya lo he dicho antes, pero debo repetirlos: eran muy bonitos, y además tenía cosas que aunque hoy están muy superadas, en su época lo hacían espectacular, como el Modo7 que utilizaba para los viajes, a lomos de nuestro fiel dragón.
Ahora esto no dice mucho, pero en los 90 era la hostia.
A pesar de lo que el título pueda sugerir, no era exactamente una secuela, ya que el Seiken Densetsu I, conocido en Occidente como "Mystic Quest" en Europa y "Final Fantasy Adventure" en América, lo que sería un inicio para Final Fantasy, y técnicamente podríamos decir que Secret of Mana, aunque no se parezca en nada, nació como una escisión de Secret of Mana. Curiosamente, el Seiken Densetsu tuvo luego su remake, que se llamó en Europa Sword of Mana, pero tampoco tenía nada que ver. Hubo también secuelas, siendo tal vez la más conocida el Seiken Densetsu III (Secret of Mana II) y una larga lista de títulos con el denominador común de tener la palabra "mana" en el título, pero aquí ya no me meto, al no haberlos probado. Además, siendo el Secret of Mana un juego argumentalmente autocontenido, no parece que sean muy necesarias. También vendieron, como pseudosecuela, el "Secret of Evermore", que teniendo un sistema de juego casi igual, no tenía absolutamente nada que ver. Y era mucho peor, claro.
A título de curiosidad, debo confesar que esta reseña era muy diferente antes de su revisión, ya que documentándome un poco (así escribo tonterías, pero menos) he podido darme cuenta con sonrojo, de que llevaba años habiendo entendido mal el final del juego. En mi memoria, el Secret of Mana lanzaba uno de los sopapos argumentales más crueles que haya podido ver en un videojuego al revelarse que Flammy, el adorable dragoncito que te acompañaba, y al que habías visto crecer desde que salió del huevo, era la bestia del Maná, y el enemigo final. Y veo que no, que la bestia del Maná era un bicho de la raza de Flammy, pero no era Flammy, así que después de tantos años, mi conciencia queda un poco más limpia. Y mi opinión sobre que el juego es una maravilla sigue indemne, claro.
A título de curiosidad, debo confesar que esta reseña era muy diferente antes de su revisión, ya que documentándome un poco (así escribo tonterías, pero menos) he podido darme cuenta con sonrojo, de que llevaba años habiendo entendido mal el final del juego. En mi memoria, el Secret of Mana lanzaba uno de los sopapos argumentales más crueles que haya podido ver en un videojuego al revelarse que Flammy, el adorable dragoncito que te acompañaba, y al que habías visto crecer desde que salió del huevo, era la bestia del Maná, y el enemigo final. Y veo que no, que la bestia del Maná era un bicho de la raza de Flammy, pero no era Flammy, así que después de tantos años, mi conciencia queda un poco más limpia. Y mi opinión sobre que el juego es una maravilla sigue indemne, claro.
1 comentario:
La verdad que yo recordaba como tu, que era el dragon blanco el que se hacia malvado...
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