"¡Con Alá no se atreverían!" Vociferarán los cuñaos.
Con ese cartel no es difícil adivinar que estamos ante una comedia bastante irreverente. Y así es, y con estilo que recuerda bastante a Jean Pierre Jeunet, nos habla de Dios, que es un tipo resentido y despreciable que vive con su familia en un apartamento de Bruselas, y cuyas aficiones son beber cerveza, ver hockey por la tele y putear a la humanidad, a la que creó por aburrimiento. Vive con su mujer, a la que ignora, y con su hija Ea, a la que no trata tan bien como debería (su hijo mayor, JC, hace tiempo que abandonó el nido). Y precisamente su mala paternidad es lo que hace que Ea se vaya de casa y baje al mundo real a través de una lavadora, no sin antes revelar a cada uno de los humanos la fecha de su muerte.
Esta revelación, como es lógico, dará un vuelco a toda la sociedad, que asistirá, sin saberlo, al advenimiento de la pequeña Ea, que busca sus 6 apóstoles (elegidos completamente al azar) y su profeta para escribir un nuevo nuevo testamento.
La película tiene sus momentos grandiosos (los experimentos de Dios antes de crear a la humanidad), pero va de más a menos y al final acaba siendo excesivamente psicodélica (lo de la historia de amor de la señora y el gorila me mató), con un desenlace que no me terminó de convencer. Sin embargo, en líneas generales diré que es una película que merece la pena, ya que como concepto me parece una absoluta genialidad.
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