Parece que fue ayer cuando empecé.
Otro año más, una de las cosas buenas que tiene que se acabe el verano es que el nuevo curso trae consigo el regreso de las clases de teatro, a las que asisto ya por 5º año (y espero que sean muchos más). El reencuentro con los compañeros, algunas caras nuevas, otras que por desgracia no repiten y como siempre, mucha ilusión y ganas de hacer algo bueno, mejor que lo anterior a poder ser.
Y naturalmente, empezando ya con ejercicios desde el principio, mucha improvisación, y lo que es inevitable, muchas risas. La rueda ha empezado otra vez a girar. Que el show no se detenga.
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