La película.
A veces uno se va al cine sin más pretensiones que la de pasar el rato viendo una comedia tontorrona y se encuentra con agradables sorpresas, como esta brillante versión cinematográfica de la homónima obra teatral, "Los miércoles no existen". Me encuentro con una divertidísima película con aires de musical e historias entrelazadas sobre el sexo, el amor y la amistad, que me deja con una sonrisa y ganas de ver el original teatral.
Con unos diálogos frescos y unas buenas actuaciones, sobre todo un soberbio Gorka Otxoa y un estupendo William Miller, que hace del chupacodos de Hugo el mejor personaje de la película, compartiendo ambos actores algunas de las mejores escenas. Pero el resto tampoco está nada mal, e incluso Eduardo Noriega, a quien no tengo precisamente entre mis actores favoritos, consigue estar a la altura. Acierto de casting haber sabido dotar a los personajes de actores adecuados y viceversa.
Muy contento con esta película, que consigue tener momentos tronchantes (la escena del videoclub, con cierta frase sobre retrasos) y también otros entrañables (esa discusión en la cocina) o dramáticos (una discusión entre dos amigos en un bar). Supongo que habrá a quien le descoloquen las partes musicales, especialmente si se va al cine sin saber que las hay, aunque he de decir que yo he ido sin saberlo y no me ha supuesto ningún problema, y he disfrutado con un enano con el homenaje de William Miller a Julio Iglesias.
El cartel teatral, sería injusto no mencionarlo.
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