Ya se van los Reyes.
Me suele gustar dejar vacaciones para final de año y sobre todo coger el segundo turno de Navidad, que es justo hasta Reyes, teniendo más o menos vacaciones escolares, aunque este año con el inciso del día 28, que sí que me tocó ir a trabajar (toma bromazo).
Lo malo de las vacaciones es que se terminan, y mañana vuelve la rutina de los madrugones, el papeleo, la atención al público... Ojo, que no me quejo, soy plenamente consciente de la suerte que tengo de tener el trabajo que tengo. Pero eso no impide que me dé pereza (y tampoco se me ocurría qué escribir hoy).
Lo bueno, que pasado el solsticio los días empiezan a alargarse poco a poco, y aunque todavía me quedan unas cuántas tardes por salir de noche de la oficina, hasta marzo, que cambia la hora. Y eso ya va dando otra alegría.
Más lo de empezar la semana en jueves, que siempre lo hace más llevadero.
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