Michael Eric, da man.
Hoy tocaba jugar contra un rival que trae buenos recuerdos, pues ya visitaron Bilbao en el partido que nos clasificaba para la final a 8 de Turín (que curiosamente acabarían ganando ellos), los lituanos de Lietuvos Rytas, un clásico de la competición.
Había miedo, ya que la baja de Tabu y la duda de Buva no eran buenas noticias, y el nombre del rival asusta un poco. Sin embargo, ellos han empezado muy flojos (a pesar de lo que vaticinaba el 0-5 de salida), logrando Bilbao Basket una cómoda ventaja casi desde el principio (todo a triple limpio, es sí). Ellos parecía que no habían sido capaces de pasar los rifles por los arcos de seguridad del aeropuerto, por lo que su capacidad de disparar se veía muy mermada, y Bilbao Basket, sin grandes alardes, de vez en cuándo la metía. Luego ha sido un poco al revés, y han ido recortando ventajas, de un cómodo +15 a un feo +3 con el que empezaba el último cuarto, tras un tercero horrible en el que además las faltas tenían todas color local, y la acumulación de personales de Mumbrú le ha tenido sentado más tiempo del deseable.
El último cuarto no ha empezado mal del todo, con buenas defensas y algún tiro acertado, pero hacia la mitad del cuarto un parón a causa de una avería en el marcador (durante un momento no había forma de saber el resultado) les ha dado alas, y con un parcial de 0-9 han llegado a ponerse delante, con lo que tenía pinta de que el partido se nos iba del todo.
De ahí al final apretado de punto arriba, punto abajo hasta llegar a la agonía. 10 segundos, bola para ellos y sin bonus, lo que obliga a hacer más de una falta rápida o defender. Se llega a que faltan 6 segundos y ya sí en bonus. Ahí ya una locura hacer falta, así que apretando el culo a defender, y cuando van a tirar a canasta, de la nada emerge la alargada figura de Frederic Weis, encarnado en el cuerpo de Michael Eric para poner un sombrero digno de Chapeau el Esmirriau y propiciar la contra que los lituanos frenan con una antideportiva a falta de un segundo (vaya, como en Andorra pero al revés). Mumbrú falla uno de los dos (78-76) pero tenemos la bola. No es imposible liarla pero ya muy difícil. ¿Pero para qué complicarse pudiendo hacer bien las cosas? Don Alejandro Mumbrú Murcia sirve un alley-hoop a Michael Eric para que termine de rematar el cuerpo aún caliente de Lietuvos y provoque la apoteosis en Miribilla.
1-1 y todavía quedan por jugar 4 partidos fuera de casa. Este año europa no va a ser nada fácil.
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