La paupérrima cosecha.
El tema del día, Eurovisión, es también la excusa con la que nos juntamos unos cuántos una vez al año para beber chupitos a saco y pasar un buen rato. Es el día del Eurotxupito, esa hermosa tradición que empezó el año de Chikilicuatre y lleva ya diez ediciones.
Quiso el sorteo que mi país elegido fuera Italia. Arrivederci hígado, pues era la gran favoritísima, la que iba a ganar sí o sí. Pero los comienzos no fueron nada buenos, con mucha anotación intermedia que le permitía estar más o menos arriba en la clasificación, pero nada de beber. Hasta el punto de que hasta 6-7 países después de empezar, no vino el primero.
Luego la cosa iba mejorando, con una buena racha que si bien no parecía servir para destronar a la sorprendente Portugal, me iba a quitar la sed. Pero nada, volvíamos a las anotaciones mediocres, que acabaron por dejar a Italia, la que iba a arrasar en las votaciones, en un deshonroso, y sobre todo sobrio, sexto lugar.
Bueno, al menos no me tocó España.
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