¿Quién me iba a decir que acabaría jugando a Dragonlance?
Sin más dilaciones, y a lo fácil, reseña del fin de semana. El viernes por la tarde al gimnasio y por la noche un rato a la lonja a estar de charleta y arreglar el mundo. El plan original era ir al cine, pero al no encontrar ninguna propuesta interesante, en eso quedó la cosa.
Sábado por la mañana una de no hacer nada y por la tarde juegos de mesa: el simpático y mucho más profundo de lo que parece Dungeon Petz, donde no consigo ganar. Por la noche cena, algo de charleta y a casa.
Domingo por la mañana un largo paseo antes de comer y por la tarde partida de rol, empezando campaña de... D&D. Sí, no es que me prodigue mucho con este clásico del rol, y creo que llevaba fácil 15 años sin jugar. Pero a veces hay que variar.
Y más o menos eso es lo que ha dado de sí. Tranquilito.
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