Hechas con droga.
Aún con el regusto de las patatas de la foto (muy buenas, y con verdadero sabor a huevo frito), me siento ante el ordenador para reseñar el fin de semana, que es mi método socorrido favorito de solventar la entrada del domingo.
Del viernes poco que contar. Llegué a casa ya con horario de invierno (nada bueno dura eternamente) y tras una siesta me fui a Fnac a las presentaciones de juegos de las que hablaba ayer. Luego, a tomar algo y a cenar con mi señora novia.
El sábado por la mañana, kilometrada en el gimnasio y luego una ronda de pintxo-pote. Por la tarde más juegos de mesa, pero esta vez en la lonja; Mainframe, Not Alone y Alex Colt. Al acabar, una de enfrentarnos a la lluvia, cenar y un poco de tele, viendo un documental sobre el castillo de Dover.
Domingo por la mañana, tras una noche de insomnio, un poco de deambular por casa y bajar a tomar unos pintxos a la Plaza Nueva. De vuelta a casa, la sobremesa es el partido por el 3º y 4º puesto del Eurobasket, donde tras un partido que se complica más de lo necesario, España le arrebata el bronce a Rusia (y algún día podré decir que vi jugar a los Gasol, madre mía...). Luego a leer un poco al parque, donde doy buena cuenta de "Las calles de Arena" de Paco Roca, de quien ayer me terminé de leer "Los surcos del azar", siendo muchísimo mejor este segundo que el primero.
Y eso ha sido todo un poco.
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