Armas letales en las manos adecuadas.
Gloriosa secuela de una gloriosa película. Así es la secuela de Kingsman: una macarrada gamberra, llena de humor, acción y fantasmadas, al ritmo de buena música y con un desenfreno que no da pie al aburrimiento.
Otra vez la agencia cae y otra vez los agentes tienen que levantarse del golpe para enfrentarse a sus enemigos, pero aquí cuentan con el apoyo de su versión americana: los Statesman, que les ayudarán nuevamente a salvar el mundo de la amenaza de una psicópata peligrosa, muy bien encarnada aquí por Julianne Moore, que consigue dar vida a un personaje muy divertido. También es divertido el papel de Elton John, consciente de que esto va de tomárselo a cachondeo y de divertirse divirtiendo al público. Y en general todos muy bien, siendo el resultado el deseado.
Tiene la cosa de que ya no sorprende tanto como su antecesora, y que su brocha es tal vez un poco más gruesa, pero por lo demás, la mejor forma de definirla es que, como buena secuela, es más de lo mismo, pero en el buen sentido.
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