En aras a la musicalidad, se ha sacrificado el respeto a la obra original.
Ahora escucha la historia de mi vida,
y de cómo el destino cambió mi movida.
Sin comerlo ni beberlo llegué a ser
el chuleta de un colegio llamado Hogwarts.
Al oeste de Privet Air, crecía y vivía,
sin hacer mucho caso a los aurores.
Jugaba al quidditch sin cansarme demasiado
porque por las noches me sacaba el graduado.
Cierto día jugando al quidditch con amigos,
unos muggles del barrio me metieron en un lío.
Y mi búho me decía una y otra vez:
¡Sin tu tío ni tu tía irás a Hogwarts!
Llamé a un tren, cuando se acercó,
su molongo andén me fascinó.
Quería conocer a la clase de docentes
que me espera en Hogwarts con aire sonriente.
A las siete llegué a aquel castillo
y salí de aquel tren que olía a cuadra.
Estaba en Hogwarts y la cosa cambiaba,
mi trono me esperaba, el príncipe llegaba.
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