La pelíkula.
Hay dos tipos de película: las que tienen un combate a muerte resuelto con el uso de un gnomo de jardín como arma homicida y las que no. No diré a qué categoría pertenece Mortal Kombat, pero sí diré que salgo gratamente soprendido por haberme encontrado una película francamente divertida que, sin llegar a perder la seriedad tiene sus momentos de humor y muchas escenas de acción, repletas de homenajes a la saga de videojuegos que lleva a la pantalla, para lograr un producto que parece cuidado y con mimo, y que incluso tiene algún momento de los de querer aplaudir a la pantalla.
Ojo, hay que ponerse en perspectiva y saber qué hay que esperar de esta película. Está todo lo bien que cabría esperar de ella, pero no deja de ser una película basada en un videojuego de mamporros, un género donde el listón no es que esté muy alto. La trama es sencillota y funcional, siendo a ratos una búsqueda de excusas para meter sangrientas peleas a muerte, pero mezcla muy bien muchos de los componentes clásicos de la franquicia, consigue que los personajes sean interesantes y tiene momentos y diálogos que hacen de la película algo muy divertido, dejando abierta una puerta a una secuela. En realidad, usa muchos de los elementos caraterísticos del cine de superhéroes, y supongo que a lo mejor por eso funciona.
No puedo entrar a valorar cómo es de purista con el trasfondo de Mortal Kombat (aunque algunos cambios, como el del personaje Kano, me parecieron a mejor), pero no tiene pinta de ser un destrozo como fue Street Fighter (hablaría de la Mortal Kombat de Lambert, pero confieso que no la vi). Se toma sus licencias, como la de hacer que el protagonista sea básicamente un Poochie de la vida, y tiene sus ausencias, pero algunas de ellas (la más flagrante) las suplen con bastante gracia.
Muy contento con ella, la verdad. Si sacan Mortal Kombat II, que cuenten konmigo.
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