Sofá y manta, deliciosa combinación.
Llevaba bastante tiempo sin ponerme malo, pero estas cosas llegan por sorpresa. Ayer volví del cine (en Barakaldo) dando un paseo, y el camino que pese a ser una buena pateada (8 kilómetros) lo suelo hacer sin esfuerzo, se me hizo bastante cuesta arriba, y hacia la mitad del trayecto ya estaba pidiendo la hora.
Lo achaqué al cansancio acumulado de las fiestas y el desmontaje, pero cuando me pasé la noche con sueños febriles y estuve sin poderme levantar de la cama hasta las 4 de la tarde, ya me olí que eso muy normal no era.
Sí pude hacer el esfuerzo de ir hasta la farmacia a por un test Covid, pero por suerte ha dado negativo, así que será otra cosa. Ahora, a reptar por casa un par de días y como nuevo. La putada, que me haya tocado en vacaciones.
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