Otro día de fiesta, y ya va quedando menos. El cansancio hace mella, y ni las siestas impiden que me quede zombi, y con perenne cara de sueño. Pero pasandolo bien, que es lo que importa.
Ayer, comida en el wok, siesta-vegetación por la tarde, versionando luego canciones Disney, y para cenar, a un lugar de pantagruélicas hamburguesas, el Deluxe. Bueno, debo decir que lo verdaderamente pantagruélico era el pan, que la hamburguesa n sí no era para tanto, aunque lo de llenarla de patatas, y unirle palitos de mozzarella, era criminal. El resultado, en la siguiente foto:
Luego, a Moskotarrak, a hacer labores de apoyo en txozna. No era como estar de turno, sino que consistía en andar por ahí cerca, para entrar a servir cuando se acumulaba mucha gente, a reponer katxis y recargar cámaras y surtidores (que hay quien no los cambia ni aunque le vaya la vida en ello) y bien, un numeroso grupo de gente, aunque tal vez mi escaso nivel de alcohol en sangre me impidió llegar a niveles de bizarrismo que alcanzaron algunos de mis amigos. Pero en fin, lo que en Moskotarrak pasa, en Moskotarrak queda.
Y hoy ya, último día. A darlo todo.
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