Una cosa que caracteriza a los pisos compartidos es que uno se lleva a veces sorpresas domésticas. A veces desagradables (la cocina no estaba así de guarra cuando la dejé) pero otras, como es el caso agradables, como el puntazo de mi señor compañero de piso de comprarse un nuevo sofa para el salón, ya que el otro no le gustaba.
Y la verdad, visado y comprobado el mueble, debo decir que es bastante más cómodo que el anterior, que no era precísamente la joya de la corona de Chezgarcía, y tal es su comodidad, que ya hay quien se ha quedado sopa encima de sofá. Y no ha sido ninguno de los coarrendatarios.
Así pues, enhorabuena a los okupas habituales de Chezgarcía :D
Y la verdad, visado y comprobado el mueble, debo decir que es bastante más cómodo que el anterior, que no era precísamente la joya de la corona de Chezgarcía, y tal es su comodidad, que ya hay quien se ha quedado sopa encima de sofá. Y no ha sido ninguno de los coarrendatarios.
Así pues, enhorabuena a los okupas habituales de Chezgarcía :D
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