Turno de mostrador, segundo de la semana, y últimamente bajar al mostrador se ha convertido en una jungla, una arena de gladiadores, un baño de multitudes, y es que no es raro romper el record de asistentes, fijado de momento en 188 en una mañana, un número elevado si lo comparamos con los que nos venían hace un par de años, cuando la barrera de los 100 era algo considerado duro.
Lo que no cambia, eso sí, es la catadura de determinados elementos que nos vienen, entre jetas, pesados, obtusos y mentirosos.
A esta última categoría pertenece una mujer que ha venido hoy a la mañana, extrañada porque no se le había ingresado el dinero mensual. Observo en el ordenador que se le pidió, hace un año, que trajera la sentencia de divorcio, con su convenio regulador y tal. Pero negar la mayor es el deporte más practicado, así que siempre saltan con el clásico "no me habéis mandado ninguna carta". Tan falaz aserto suele ir a veces acompañado de un fruncimiento de ceño por mi parte, ocasionado por el hecho de que tengo en pantalla el acuse de recibo, cosa que le hago notar, y por el detalle de que no solo recibió la carta, sino que trajo parte de la documentación.
-Bueno, pues en la carta que te hemos mandado...
-¡Yo no he recibido ninguna carta!
-Bueno, pues en la carta que no te hemos mandado, y que no has recibido, pese a lo cual has respondido, te pedíamos una sentencia, sentencia que no has traído.
-¡No recibí nada!
-Bien, explícame entonces, para qué nos trajiste la designación de abogado si no te lo habíamos pedido. ¿Te aburrías en casa? (aquí no he podido evitar ser mordaz y soltarlo tal cual)
-Esto... era para hacer unos papeleos...
-Ya, ¿qué papeleos? ¿No será para la sentencia que te pedíamos en la carta que dices que nunca recibiste?
-Sí, bueno, pero es que... la sentencia, ah, sí, esto...
-No sé si eres consciente de que tienes la Renta Básica suspendida, y de que no vas a cobrar en tanto que no tengas esa sentencia.
-Bueno, eh... creo que la tengo en casa. Ya la traeré.
La verdad es que a veces hay que saber leer la mente del usuario, por los goles que nos intentan meter, y por lo increiblemente sintéticos que son en sus solicitudes, como cuando arrojando contra la ventanilla su pasaporte, al grito de "Bilbobús" tenemos que saber que lo que quieren es un "certificado de los miembros que componen la unidad familiar para poder presentarlo en Veolia y así poder sacar la tarjeta bonificada de Bilbobús". Este certificado, bastante común, nos lo piden de muchísimas maneras, a veces de las formas más exóticas, como una, que me pedía una "actualización de la Renta Básica", que tras darle muchas vueltas he descubierto que es eso lo que quería.
Aunque a veces se agradece un poco de colaboración por parte del usuario, y que sepan qué nos piden, no como un usuario que se limita a depositarme encima del mostrador una carta de Etxebide, y sin mediar palabra me contempla, como si yo supiera qué hacer con ella (para entendernos, es como ir a una zapatería y dejar en el mostrador tu disco duro roto). Claro, mi primera reacción es decirle que eso no es aquí, que eso es de Gobierno Vasco y que están en otra dirección, pero de reojo veo que en ese papel piden una serie de cosas, y entre ellas un certificado que emitimos. El pequeño Dr. House que llevo dentro se ha permitido el lujo de indicar a ese ciudadano que esto no es una farmacia, que no se trata de que nos dejen el papel y tengamos que adivinar lo que quieren, que lo que tendría que hacer es decirme "quiero tal certificado porque me lo piden en esta carta". Pero en fin, que da igual, porque otra vez volverá a hacer lo mismo.
Y de pesados tengo unas cuántas, pero como no quiero ser un ídem, ya seguiré otro día.
Lo que no cambia, eso sí, es la catadura de determinados elementos que nos vienen, entre jetas, pesados, obtusos y mentirosos.
A esta última categoría pertenece una mujer que ha venido hoy a la mañana, extrañada porque no se le había ingresado el dinero mensual. Observo en el ordenador que se le pidió, hace un año, que trajera la sentencia de divorcio, con su convenio regulador y tal. Pero negar la mayor es el deporte más practicado, así que siempre saltan con el clásico "no me habéis mandado ninguna carta". Tan falaz aserto suele ir a veces acompañado de un fruncimiento de ceño por mi parte, ocasionado por el hecho de que tengo en pantalla el acuse de recibo, cosa que le hago notar, y por el detalle de que no solo recibió la carta, sino que trajo parte de la documentación.
-Bueno, pues en la carta que te hemos mandado...
-¡Yo no he recibido ninguna carta!
-Bueno, pues en la carta que no te hemos mandado, y que no has recibido, pese a lo cual has respondido, te pedíamos una sentencia, sentencia que no has traído.
-¡No recibí nada!
-Bien, explícame entonces, para qué nos trajiste la designación de abogado si no te lo habíamos pedido. ¿Te aburrías en casa? (aquí no he podido evitar ser mordaz y soltarlo tal cual)
-Esto... era para hacer unos papeleos...
-Ya, ¿qué papeleos? ¿No será para la sentencia que te pedíamos en la carta que dices que nunca recibiste?
-Sí, bueno, pero es que... la sentencia, ah, sí, esto...
-No sé si eres consciente de que tienes la Renta Básica suspendida, y de que no vas a cobrar en tanto que no tengas esa sentencia.
-Bueno, eh... creo que la tengo en casa. Ya la traeré.
La verdad es que a veces hay que saber leer la mente del usuario, por los goles que nos intentan meter, y por lo increiblemente sintéticos que son en sus solicitudes, como cuando arrojando contra la ventanilla su pasaporte, al grito de "Bilbobús" tenemos que saber que lo que quieren es un "certificado de los miembros que componen la unidad familiar para poder presentarlo en Veolia y así poder sacar la tarjeta bonificada de Bilbobús". Este certificado, bastante común, nos lo piden de muchísimas maneras, a veces de las formas más exóticas, como una, que me pedía una "actualización de la Renta Básica", que tras darle muchas vueltas he descubierto que es eso lo que quería.
Aunque a veces se agradece un poco de colaboración por parte del usuario, y que sepan qué nos piden, no como un usuario que se limita a depositarme encima del mostrador una carta de Etxebide, y sin mediar palabra me contempla, como si yo supiera qué hacer con ella (para entendernos, es como ir a una zapatería y dejar en el mostrador tu disco duro roto). Claro, mi primera reacción es decirle que eso no es aquí, que eso es de Gobierno Vasco y que están en otra dirección, pero de reojo veo que en ese papel piden una serie de cosas, y entre ellas un certificado que emitimos. El pequeño Dr. House que llevo dentro se ha permitido el lujo de indicar a ese ciudadano que esto no es una farmacia, que no se trata de que nos dejen el papel y tengamos que adivinar lo que quieren, que lo que tendría que hacer es decirme "quiero tal certificado porque me lo piden en esta carta". Pero en fin, que da igual, porque otra vez volverá a hacer lo mismo.
Y de pesados tengo unas cuántas, pero como no quiero ser un ídem, ya seguiré otro día.
5 comentarios:
Me *encantan* estas entradas XD
Estos post son cojonudos!
Me encantan las historias de ventanilla!! Ojalá te lleven ahí todos los días XDD
Creo que deberías tener más respeto hacia los administrados, y un consejo: yo que tú borraba todos los posts referentes a la, porque creo que te podrían abrir un expediente facilmente.
Expediente sería si utilizara los nombres verdaderos de los usuarios, cosa que nunca he hecho ni haré, por lo que queda guarecida su privacidad (y lo de fácilmente, la verdad es que no). Por lo demás, soy totalmente libre de emitir mis opiniones sobre las cosas que me pasan en el trabajo.
Yo no falto al respeto a nadie, narro cosas que pasan y lo hago de forma jocosa. Y al que no le guste, que no lea.
Cosa diferente sería si dijera "Fulanito, que cobra Renta Básica hace tal", o si lanzara determinado tipo de proclamas. Pero conozco bien hasta dónde puedo llegar y dónde no.
Y bueno, firmar los mensajes suele ser una bonita cortesía.
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