El dragón.
Recuperado el sueño que en Valladolid no pude tener, procedo a explayarme un poco más sobre estas jornadas, a las que fui el jueves en tren. Gracias a que iba en preferente (feel like a sir) pude ir cómodamente con el portátil, viendo series (Mad Men) y películas (Los pasajeros del tiempo), y llegar casi sin enterarme.
Allí, lo típico, saludos, abrazos, ver viejos conocidos, echar un ojo a los stands, cenar algo, y a probar el Gears of War de tablero. Pero llega ese momento en el que tenemos que enfrentarnos a una dura realidad: la sala de dormir no tiene calefacción, y dormimos prácticamente a temperatura de la calle (y no, no exagero).
Es de suponer que no dormimos mucho esa noche, y que para las otras dos nos instalamos en las gradas, donde se está bastante mejor, aunque tampoco es que aquello sea el festival de dormir.
Actividades, poca historia: pruebo el divertidísimo "Dungeon Fighter",y por la tarde una variante de Blood Bowl, en la que perdemos por una manifiesta falta de fair play del equipo contrario (y luego los orcos éramos nosotros...), una partida de rol de ciencia ficción, algo más de Gears of War, y poco más. Intento dirigir Pulp Fiction, pero la falta de jugadoras lo imposibilita.
Especialmente divertido es el concurso de ingesta de Trancettos, pastelillos que patrocinaban el evento, al que me limito a asistir como espectador, y con el que me río de lo lindo con las chorradas que sueltan los organizadores.
Y poco más que contar, hasta ayer, que volví en coche con el amigo David (aka Hank Scorpio).
Eso sí, puede que las jornadas no sean gran cosa, y que hayamos pasado un frío atroz. Pero las ganas y el empeño que le echan los organizadores, hacen que merezca la pena volver el año que viene.
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