La galletita se equivocó.
Pues nada, inexplicablemente, el vaticinio ancestral sin base científica alguna falló, y contra toda lógica el mundo no se acabó ayer. O por lo menos, yo miro por la ventana y no veo edificios en llamas, ni seres de 4 metros devorando paseantes. Y lo que es más importante, Internet funciona.
Así que podemos seguir con vida normal. Prosigan, aquí no hay nada que ver.
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