Cosas findeñas.
Como llevaba desde el jueve sin escribir, pongo una de las típicas crónicas de fin de semana, empezando por el viernes, que después de trabajar y comer quedé para jugar una partida de La furia de Drácula, en el que la verdad hubo poca historia, ya que unido al hecho de que mi contrincante era novato, la suerte se alineó tan descaradamente a mi favor, que la victoria fue demasiado fácil. Eso, sin embargo, no nos impidió echar unas risas.
Como risas hicimos también después en el Poza 42, con cervezas, pintxos y otras bebidas mediante (yo me limité a Coca-cola), de tertulia y alegría hasta la hora de la retirada.
El sábado tocaba baloncesto, nueva victoria (y van...). Esta vez la víctima era el Manresa, que se llevó una derrota por 20 puntos de diferencia, en un partido que en ningún momento se nos complicó.
Por la noche me fui a la lonja, donde
eran las lycojornadas de rol de las que ya había hablado aquí, aunque al
final acabamos jugando no al rol, sino al juego de tablero Smallworld.
Es que ponía ojitos.
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