Atendemos aquí.
Es época de cambios en la oficina. Y no solo cambios de plantilla, con toda la gente que se fue a otros destinos, sino también cambios de configuración física de la oficina. A mí ya me tocó cambiarme de mesa, de mi sitio en el que tan a gusto estaba a otro que está en medio de todo el jaleo (lo que hace que sea más difícil concentrarse) y ahora andamos con obras o semiobras. Que si mueve este armario, que si recoloca esta planta... y la planta de abajo está irreconocible para cualquiera que no se haya pasado por ahí en los últimos 3 meses.
Y una cosa que ya no está en la planta de abajo es el mostrador. Ahora estamos arriba, más cerca de nuestros puestos. De forma que cuando nos toca hacer mostrador podemos estar haciendo el trabajo de oficina, y si viene algún usuario, solo tiene que tocar el timbre, y al instante aparecemos por la puerta para atenderle.
En general está mejor este mostrador que el de abajo (también porque viene muchísima menos gente que antes), aunque tiene alguna pega. Pero en general, aquí el cambio resulta para mi gusto positivo. Eso sí, ante la menor afluencia de gente, el mostrador dejó de ser ese hervidero de anécdotas que solía ser.
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