La cosecha de libros.
Muchas cosas para contar de este fin de semana, pero también algo de pereza, lo que me hará ser sintético al hablar del fin de semana.
Ayer, Santo Tomás, el día de salir pronto de casa, y estar desde primera hora por ahí, de potes, bates, talo, chorizo y tal, bastante divertido, empañado por unos descerebrados en el bar Ikatz-Borda de Iturribide, especialmente los camareros, que no solo dejaban fumar descaradamente, sino que me llegaron a amenazar con echarme por increpar a un guarro que estaba fumando (lo de increparle llegó después de pedir al camarero que le dijera que apagara el cigarro, y después de que tras pedirle educadamente al individuo que apagara su cigarro, prácticamente se riera de mí). Cuando le dije al camarero que si tenía algún problema con mi actitud, llamara a la policía y le explicara el problema por algún motivo, dejó el tema. Por suerte no en todos los bares son así de impresentables, y en otro, el Aitzgorri, cuando comenté al camarero que había gente fumando, me preguntó en qué mesa, y se fue como una exhalación a exigirles que apagaran el cigarro, o se largaran a la calle. Es la diferencia entre un bar que intenta respetar la normativa más elemental y uno que no.
Por lo demás, pues todo el día de pingo, subsistiendo a base de minipizza y sin acabar muy tarde, que ya para las 12 la fiesta estaba terminada.
Hoy dos cuestiones rellenan el día, por una parte el partido de baloncesto, con sufrida pero placentera victoria ante el "odiado" Baskonia, en una prórroga que nunca debió jugarse, de no ser por un lamentable arbitraje, aunque sería injusto culparles, ya que fueron malos, con errores que perjudicaban claramente a un equipo y a otro. Pero una cosa de escándalo, vamos, dejando sin pitar faltas claras, e inventándose otras. Pero lo importante, a pesar del sufrimiento se ganó, 96-92, en un partido muy bonito de ver.
Y por último, otra edición del club del libro y la merendola, con las adquisiciones que se ven en la foto; Memorias de la casa muerta, El Eternauta y Cuentos de Edgar Allan Poe, autor con el que mis anteriores intentos no han sido muy fructíferos, pero al que años más tarde voy a volver a dar una oportunidad.
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