Gran reparto, gran película.
Iba yo con mis suspicacias a ver esta película. Por una parte, tenía algo que me llamaba, y muy buenas críticas. Por otro lado, no soy especialmente fan de Wes Anderson. Pero le di la oportunidad y no me arrepiento en absoluto.
Todo empieza con un escritor contando el relato que años atrás le hiciera el propietario del otrora glorioso Gran Hotel Budapest, de cómo llegó a convertirse en el dueño. Eso nos lleva a una historia de aventuras en plena segunda guerra mundial (realmente no la llama así, pero es fácil encontrar paralelismos en las tropas de las ZZ que ocupan la ficticia Zubrowka), con el propio dueño del hotel cuando era más joven y el carismático Gustave (Ralph Fiennes), dueño y alma mater del mismo.
La película es muy divertida y colorida, con muchísimos toques de humor y ese contraste entre algunas escenas muy de cuento alternadas con golpes de brocha muy gorda que rompen pero que encajan de maravilla, con una estética puramente artificial pero con gran personalidad. Salvando muchas distancias, me ha recordado muchísimo a la genial Amelie.
Del reparto cabe destacar a un genial Ralph Fiennes y a un siniestro Willem Dafoe, brillante en su papel, de psicópata sin escrúpulos, aunque Jeff Goldblum no les queda a la zaga. Otro punto fuerte la música, que redondea una película que no me arrepiento en absoluto de haber ido a ver. Francamente recomendable.
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