Desdentado, el simpatiquísimo gatodragón.
Mucho dragón, mucho humor y mucha escena simpática es lo que nos ofrece la secuela de los vikingos y los dragones de Dreamworks, con una historia épica genérica pero eficaz y una película que no desmerece a su predecesora y no es una de esas secuelas cuyo destino es directamente el videoclub. Visualmente espectacular, con las escenas marítimas, por ejemplo, muy bien hechas y con la capacidad de arrancar muchas sonrisas al espectador.
Va de que unos años más tarde, Hipo y su fuel Desdentado se encuentran con unos cazadores de dragones que sirven a un siniestro amo y su aventura les lleva a un misterioso maestro de dragones que vive en la guarida de dragones (que recuerda terriblemente a la Pandora de Avatar), entroncando con una parte importante del pasado del protagonista y sirviendo de excusa para plagar la pantalla de simpáticos reptiles voladores.
Tal vez la parte negativa sean las canciones, que no me terminaron de enganchar y a cierta escena dramática que pasa le falta un poco de garra. Pero son detalles que no llegan a estropear la película, que es un constante repetir "je, je, qué majo". Sobre todo por la parte de los adorables bebés dragón.
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