Santiago de Cuba
Para no perder las buenas costumbres, otro domingo cuya entrada va dedicada a narrar el fin de semana, empezando, claro por el viernes, con comida de trabajo, con motivo de la jubilación de una compañera. Mucha gente, buen rollo, aunque el restaurante al que fuimos demasiado caro para lo que era. Tras la sobremesa, que se prolongó con la ronda de copas casi hasta las 10 de la noche, me uní a un grupo aleatorio de científicos del Biogune que celebraban la publicación de un paper en una prestigiosa revista científica, y estuvimos hasta las tantas, sobre todo charlando con una eslovaca que resultó ser muy fan de la literatura fantástica, tema sobre el que estuvimos hablando, tirando de un oxidado inglés (hablo del mío, claro), entre otras cosas.
El sábado por la mañana fue día de descanso, y por la tarde una de lonja, pues organizábamos unas jornadas abiertas de juegos de mesa, donde tuve ocasión de probar (y ganar) una partida al Santiago de Cuba, juego que me recordó muchísimo al clásico Puerto Rico. Tras la partida, charleta de las de arreglar el mundo, cena y a casa, que un ataque de asma me impedía respirar debidamente.
Ese ataque de asma me ha dado la noche, que ha sido un poco horrible, no tanto por la insuficiencia respiratoria, sino por el dolor de cabeza, y a juzgar por el tipo de sueños que he tenido, me atrevería a aventurar que algo de fiebre, lo que explica que me haya pasado la mañana reptando bajo las mantas en el sofá, viendo capítulos viejos de "Al salir de clase" (todo el mundo tiene un vicio...).
Por la tarde sí que me he atrevido a salir un poco de casa, para visitar a unos amigos que viven a la vuelta de la esquina, para la cita que teníamos para hacer videofórum de una película bien clásica: La Bruja Novata, película que he debido de ver al menos media docena de veces, pero que hacía seguramente más de 25 años que no veía. Y tras ver la película, otra vez a casa, a sepultarme bajo las mantas.
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