Ascendido a Capitán en la versión para España.
Entre los años 70 y 80 se hicieron tristemente célebres los llamados "vuelos de la muerte" en Argentina, un método que la dictadura utilizaba para quitarse del medio a la gente que le molestaba, consistente básicamente en llevarlos en avión y lanzarlos al vacío en alta mar.
Y en esta película el siempre enorme Ricardo Darín interpreta a Kóblic, el piloto de uno de estos vuelos que trata de reinventarse y rehacer su vida en un pequeño pueblecito de la Argentina profunda, luchando contra la conciencia y contra los que quieren descubrir su secreto. Allí conoce al Comisario, que es lo mejor de la película, un villano con las cualidades perfectas para todo villano, pues es astuto, cruel y muy duro, magistralmente interpretado por Óscar Martínez y a Cindy, la chica de la gasolinera, a la que da vida Inma Cuesta. Con Cindy tendrá el inevitable y previsible romance, pero metido con calzador, en plan "parece que nos hemos quedado sin tema de conversación... ¿follamos?".
Paralelamente a la historia principal, la película muestra por medio de flashbacks el pasado de Kóblic, contando lo que desde el principio se intuye, pues no es tanto el qué va a contar sino el cómo va a contarlo, y avanza hasta que la situación termina explotando por algún lado, con un desenlace que parecía propio de Breaking Bad.
Sin ser una película imprescindible, tiene virtudes que hacen que merezca la pena echarle un ojo, especialmente si se es (¿cómo no serlo?) admirador de Ricardo Darín. Y además, permite echar el ojo a un apartado muy negro de la historia de Argentina, que tal vez a los que no vivimos en esos lares nos resulte más desconocido.
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