Butanneken Pis
La entrada de hoy es breve, y va dedicada a explicar el concepto de "butaneros belgas" referido a juegos de mesa, como aquellos juegos que, siendo abstractos, tienen en teoría una temática, pero que dicha temática bien podría ser una muy distinta, que no afectaría en nada al desarrollo del juego.
Este término, acuñado por mí hace unos 12-15 años, hace referencia especialmente a los juegos del prolífico diseñador alemán Reiner Knizia que cuenta en su haber con docenas de juegos de mesa, algunos mejores y otros peores, y en muchos de los cuáles se da la circunstancia, y se nota, de que tenía el juego hecho y luego le metió la ambientación. Un ejemplo muy claro de esto son el Ra y el Razzia. En uno, unos dioses egipcios pujan por diversas reliquias y monumentos antes de que la crecida del Nilo marque una nueva era y en el otro unos atracadores pujan para repartirse el botín del robo antes de que venga la policía y tengan que salir por desbandada, dándose la circunstancia de que ambos juegos son, cuestiones de diseño al margen, exactamente el mismo. Así, Knizia, aunque no es el único, ha diseñado juegos sobre caballeros medievales, mercaderes renacentistas o colonos del espacio que perfectamente podrían haber sido sobre butaneros belgas.
Podría haber quien diga que esto pasa en mayor o menor medida con todos los juegos, pero hay ejemplos que nos muestran lo contrario, como La guerra del Anillo, por ejemplo, o el Star Wars Rebellion, cuyas mecánicas difícilmente encajarían con otra ambientación que no fuera la suya.
A título de curiosidad, y aunque ya perdido en la noche de los tiempos, diseñé en su día un juego de mesa basado en cartas, imitando un poco este estilo y cuya ambientación era precisamente gestionar empresas de butano tratando de abastecer los domicilios de Bruselas. A pesar de que, como pude comprobar años más tarde, lo de las bombonas de butano no se estila mucho por ahí.
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