Uusuarios haciendo cola.
Hoy toca hablar del trabajo, pero no va la cosa de que haya tenido que entrar la policía a registrar mis oficinas (eso podría pasar si fuera empleado del Partido Popular), sino de que hoy me ha tocado debutar en una de las nuevas funciones que ha adquirido mi servicio esta semana: el registro de documentos, lo que significa que volvemos a atender al público abajo, con lo que ello implica.
En teoría no hemos dejado de atender al público en todo este tiempo, pero lo cierto es que con la marcha de la RGI a Lanbide el número de gente que venía se redujo un montón, y de aquellas 200 personas que podían venir de media al día, nos habíamos quedado en que raro era el día en que nos venían más de cinco, y ahora con el registro, pues algo más ya nos vendrá.
La tarea en principio no parece muy complicada, y la casuística parece que será bastante sencilla, pero la verdad es que aunque había quien parecía tenerle miedo, es algo a lo que se le coge el truco fácil. Habrá que acostumbrarse a cambiar el chip en un par de cosas, y sobre todo toca la tarea de configurar de nuevo al gusto los ordenadores de atención al público, y coger con ilusión esta nueva etapa, que hay días en los que se echa de menos lo de atender directamente a la gente en vez de trabajar solo con papeles.
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