Con el señor Umbras, mascota de las jornadas.
De regreso a casa, tras un viaje ostensiblemente más corto y cómodo que el de hace una semana volviendo de TdN, puedo escribir sin desfallecer lo que han sido las Umbras de Alter Paradox de Pamplona en esta su novena edición.
El viernes empezaban y llegamos algo más tarde de lo previsto al demorarse nuestra salida de Bilbao, que planeada para las 12 fue a las 13:30 y encima nos liamos al ir, así que entre llegar, acreditarse en el hotel comer y tal, nos dieron pasadas las 5. Saludos a gente, juegos de mesa (destacando el divertido "El espía que se perdió") y algo más tarde partida de rol en vivo: El rey amarillo.
Sábado por la mañana poca cosa, ya que me levanto no demasiado pronto y por la tarde toca dirigir nuevamente Pulp Fiction, pase que tarda en arrancar, pues costaba encontrar jugadores. Y por la noche Némesis, una interesante partida de rol en vivo centrada en el tema de la eutanasia, que podía haber dado algo más de sí, pero que gusta. Por la noche, en el bar de las jornadas, fiesta friki hasta las tantas.
Trasnochar hace que casi nos transportemos a la tarde del domingo donde dirijo El que camina con el viento, con problemas del primer pase solucionados pero algunos jugadores que, seré diplomático, tienen una concepción distinta a la mía de lo que es el rol en vivo... y de algunos términos elementales de la lengua castellana.
Por la noche otro vivo, El inquisidor, una partida de rol en vivo de corte medieval, muy al estilo de las partidas que se hacían hace 12 años y que tampoco logra entusiasmarme. Y al acabar nos vamos en manada al parque a charlar, beber y filosofar hasta las tantas.
Llega el lunes, abandonamos el hotel, desayunamos y casi nos plantamos en la clausura, en cuyo sorteo me toca un juego de mesa que opto por donar a la ludoteca de la asociación y poco más. Nos vamos a comer al centro comercial, coche y vuelta a Bilbao.
¿Cuándo son las próximas jornadas? ¡Quiero más!
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