La ineludible cita con Goyo.
Triple sesión txoznera la de ayer, y creo que es la primera vez en 20 años que lo hacía. Por la mañana dimos un paseo hasta el Arenal, entre otras cosas para visitar el torneo de Bloodbowl que organizaba mi asociación, y de paso comer con alguno de los que estaban organizando. Pantagruélicas pizzas del Pizza Vía (la familiar, aprovecho para comentar, es muy grande). Tras la comida, la sobremesa viene acompañada por eventos olímpicos: primero la final de gimnasia rítmica por equipos y luego el final del España-Australia de baloncesto, en el que la pelea por el bronce fue agónica y disputada hasta el último segundo.
Algo más tarde, nueva visita al recinto de fiestas, para un poco de poteo y charleta con amigos, haciendo tiempo hasta el evento del día, una tradición anual que no puede faltar: el monólogo de Goyo Jiménez. Más flojo que en otras ocasiones, la verdad (no siempre se puede rozar la perfección), pero eso no impidió que fuera tronchante y divertido. Que el tipo es un genio, y hasta su peor monólogo sigue siendo un gran monólogo.
Por no faltar a las tradiciones, tras el show fuimos otra vez a Moskotarrak, pero no había nadie, así que un par de cañas, algo de bailoteo y a una hora prudencial a casa, que hoy toca día duro de turno.
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