Cartas en ristre.
En el AVE, rumbo a Antequera y siguiendo el procedimiento habitual. Ayer cogí el tren Bilbao-Madrid, donde pernocto y hoy a tierras andaluzas.
El viaje ayer bastante cómodo (bendita clase preferente), aunque al llegar a Madrid descubrí con horror que para coger el metro hace falta comprar por narices la tarjeta recargable, de modo que la broma de un viaje singular me salió por 4,50€.
Ahora, a falta de menos de una hora para llegar al Ceulaj, voy con la mochila llena de partidas e ilusiones, para desconectar del mundo real hasta el domingo.
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