Haciendo gala de mis capacidades atléticas.
Parece que el verano no se quiere ir, y tampoco le íbamos a hacer el feo, así que ayer fuimos en grupo (y hacía la tira que no iba a la playa en grupo) a darnos un chapuzón, pues aunque el agua estaba fresca y muy sucia, había olas considerables y se estaba muy a gusto en el agua.
La pena fue que, como estaba casi toda la playa con bandera roja y solo una pequeña franja de baño en amarillo, el socorrista no nos dejó meter en el agua el enorme unicornio hinchable que habíamos llevado. Duro pero justo.
Ya tras el baño, apurando la luz solar, ahí estuvimos haciendo el tonto con las palas, actividad a la que hacía también muchos años que no me dedicaba. Todo ello sin obviar que aprovechamos para conspirar en lo que parece ser una rápida escapada a Londres, a realizar a finales de noviembre.
Tarde entretenida, sin duda.
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