Un grupo de independentistas catalanas que son encarceladas por listillas.
Empezamos bien, pues una cosa que siempre se ha dicho de esta serie es que es la versión española de Orange is the new black, y yo no he visto Orange is the new black, de modo que toca comentarla por sí misma.
Tenemos que Vis a Vis es una serie de trama carcelaria que empieza cuando Macarena (Maggie Civantos) es encarcelada (si nos ponemos quisquillosos, el juez de instrucción dicta auto de prisión provisional a la espera de juicio) y acaba en Cruz del Sur, una cárcel privada (mi carrera de Derecho, al igual que la protagonista, solo piensa en escapar) y mezclada con las reclusas comunes, entre las que hay asesinas, ladronas, etc. Es que si fuera realista, sería muy sosa.
Así, dándole a veces un toque de falso documental, que tiene su encanto, nos va contando esa espiral de mierda en la que se va metiendo la protagonista, que no sale de una y ya está metida en la otra. Y como hacer una serie de tramas normales de cárcel, sería muy aburrido, así que tiene que pasar de todo. Y en ese de todo acaba mezclándose una trama de un atraco y una célula terrorista, que sirve para mantener entretenidos al padre y al hermano de Macarena. Y la verdad es que pese a sus pipadas, la trama funciona y entretiene. Dentro de la cárcel está Zulema (Najwa Nimri), que es una presa peligrosa y más mala que la tiña, pero muy lista (de estos listos de tele que siempre tienen respuesta para todo), jugando un poco a ser la antiheroína, que lo mismo la adoras que la meterías en una lavadora industrial, y que marea a presas y personal de seguridad de la prisión, de entre los que destaca Fabio (Roberto Enríquez), el superguardia tipo duro guaperas, que tendrá sus más y sus menos con Macarena.
Pero por si fuera poco está el médico multiusos de la prisión, que lleva todos los temas sanitarios y burocráticos de la cárcel, y entre consulta y consulta saca tiempo para abusar sexualmente de las reclusas. Pero como también es otro listo de tele, pues siempre se suele salir con la suya, y la directora de la cárcel (fue un shock descubrir que no era Natalia Millán), la pobre, ni se entera.
Lo bueno de la serie son sus personajes, con un buen elenco de secundarias bien interpretadas, de entre las que destaca Saray (Alba Flores, que me parece una fabulosa actriz), una gitana con bastante mala hostia.
Como decía, la serie tiene su aquél, y pese al salto de fe que hay que dar para tragarse algunas cosas pues engancha. Pero el problema viene con la tercera temporada, en la que la serie pega un volantazo brusco y opta por instalarse en esa zona maloliente que navega entre la mediocridad y el sinsentido y convierte una serie que es cuando menos correcta en algo que se hace difícil de tragar en su intento de rizar el rizo y cierra con un final bastante vergonzante. Si bien cierra la temporada pero no la serie, pues lleva tiempo anunciado que habrá una cuarta temporada. Le daré una oportunidad, pero viendo la tercera, miedo me da.
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