Javi Salgado aprovechando la permisividad arbitral.
Ya en frío, tras el choque de euforia que trajo la victoria de ayer (sufrida, a pesar del marcador), me apetece hablar ahora de que Bilbao Basket se clasificó ayer para la final a 4 que se celebrarará el primer fin de semana de junio en Miribilla.
Fue bastante sufrido porque se empezó jugando muy mal, con un primer cuarto infame y un segundo que tampoco mejoraba demasiado, pero como muchos nos temíamos, los árbitros habían venido a echarnos una mano (a la Federación le habría hecho perder mucho dinero una Miribilla vacía, que es lo que habría pasado su hubiéramos perdido ayer) y se notó, llegando con +3 al descanso cuando tal vez lo justo habría sido ir 5-6 puntos abajo.
Es verdad que Palencia también estaba nervioso y lleno de imprecisiones, y tal vez se habría podido ganar sin ello, pero el arbitraje me pareció una de las cosas más escandalosamente caseras que recuerdo, con faltas claras nuestras que se "olvidaban" de pitar y el Palencia, menos leñero que en otros partidos, mucho más castigados con faltas.
Agrada ganar, pero da rabia que haya intervenido la ayuda externa, y no me queda sino reconocer el enorme mérito de los jugadores del equipo palentino, que dieron la cara hasta que les dio la gasolina, y a los que aunque estuve gritando y pitando todo el partido, aplaudí al terminar.
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