A ratos parecía un sketch largo de "Vaya Semanita".
Pongamos que el condado de Treviño (porque aunque en la película se llame Telleria, eso es Treviño) se va a anexionar por fin al País Vasco, pero un giro de última hora torpedea la operación y se queda en agua de borrajas, pero un descubrimiento histórico evidencia una curiosa realidad: Telleria pertenece legalmente a Suiza.
Lógicamente esto causa una gran sensación, y división en el pueblo, que ve que su vida puede cambiar mucho, en algunas cosas para bien y en otras para mal, y lo veremos desde el punto de vista de sus pintorescos habitantes, muy paródicos muchos de ellos, y los historiadores que han iniciado todo.
La verdad es que no pasa de entretenida, y a ratos parece un chiste demasiado estirado, y el tema del triángulo amoroso que plantea, que adquiere demasiado protagonismo, quedaba muy forzado, con una resolución metida por completo con calzador.
Tampoco es que parezca una película con demasiadas pretensiones, pero fuera donde fuera que quería llegar, no llega. Para pasar un rato la tarde del domingo y ya.
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