Poco a poco se va quedando vacía.
Cuando uno se compra una casa, una cosa que suele hacerse es usarla para vivir, y aunque todavía no está del todo habitable (faltan las puertas, pintar y el lavabo), sí que aprovecho para ir llevando cosas y adelantar trabajo. Y aunque todavía no he puesto librerías en condiciones (quiero esperar a pintar), ya he ido llevando la mayoría de libros y juegos que tenía por casa, pues a diferencia de cosas como la ropa, no son tan imprescindibles para el día a día.
Sobre todo es sorprendente la de cosas que acumulamos en casa, de lo que no nos damos cuenta hasta que nos toca una mudanza. ¡Y lo que falta todavía!
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