Me parece fatal que no sea de la Metro.
La clásica de animación es una de mis películas Disney favoritas, así que iba yo al cine con la ceja arqueada, temerosa del destrozo que pudieran hacer. Pero bueno, he de decir que salva los muebles.
¿Aporta algo esta nueva versión? La verdad es que no mucho, pero tiene su encanto verla con aspecto de documental de animales, pues hay que reconocer que los bichos están muy bien hechos y tal que parece estar protagonizada por animales de verdad (y los cachorros son igual de adorables que en la original). Lo que no tiene es la magia que sí tenía aquella, ni el ritmo, pues al ser más larga se hace más lenta, pese a que en ocasiones parece que es lo contrario, que juega a entrelazar escenas clásicas una tras otra.
Obviamente es imposible valorar esta película sin compararla con la otra y es inevitable ver las cosas que ha cambiado. En general está muy bien que sea prácticamente un calco, aunque algún añadido (una canción que meten de pegote) me rechinaba un poco, pero lo que no les perdono es que se hayan cargado el mejor chiste de la película... ¡Pumba, que hay niños delante!
Me ha gustado mucho, probablemente lo que más, el personaje de Scar, que teniendo un toque distinto, consigue volver a ser un villano peligroso y traicionero, repleto de carisma que inspira miedo en sus escenas. (Aunque precisamente su número musical queda aquí muy deslucido).
En definitiva, ¿es una película necesaria? En absoluto. No pasa de ser una curiosidad para los fans de El rey león, y otra oportunidad para volver a canturrear las canciones. Eso sí, ¿qué parte de es la noche del amor no entendió John Favreau?
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