Esta no, la de abajo.
Hoy he ido a un sitio que rara vez suelo frecuentar: el estadio de San Mamés. Pero no he ido a ver fútbol, ni mucho menos a jugarlo, sino a probar el nuevo polideportivo municipal que han inaugurado creo que esta semana, y más concretamente las piscinas (que con este calor apetece mucho).
La ida ha sido un poco odisea, pues no sabía dónde estaba la entrada y en respeto a la ley de Murphy me he metido por donde no era, así que he acabado rodeando el estadio bajo el sol.
Cuando por fin lo he encontrado, he ido a los vestuarios y luego he dado un poco de vuelta para encontrar el acceso a las piscinas (spoiler: lo tenía delante de las narices) y por fin he ido a la zona líquida. Daba gusto, verlo todo tan nuevecito y reluciente, sin estar además demasiado petado de gente, y lo que es mejor: con chorro de agua. Ahí he estado un rato agradable mojándome cual arenque.
Supongo que iré más veces, pero tiene su guasa que lo abran justo ahora que estoy a punto de cambiarme de casa y la que vaya a dejar está más o menos al lado de San Mamés. Pero bueno, más lejos están SanInazio y El Fango, y a esas suelo ir dando un paseo.
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