Recién salidos del horno.
¿A quién no le ha pasado nunca lo típico que te pones a ordenar la cocina y para cuando te das cuenta estás metiendo una masa en el horno?
Pues es lo que me ha pasado, que accidentalmente se me ha caído el chocolate en una olla al fuego y se me ha derretido. Justo después, va y se me caen unos 150 gramos de harina en un recipiente, con un par de cucharadas de levadura. Se me rompen tres huevos, se me caen ahí, y al ir a recogerlos los bato y los mezclo. El chocolate derretido se me cae sobre la mezcla de harina y huevo, puede que con un par de cucharadas de azúcar y ale-hop, una masa informe y marrón.
Algo hay que hacer con ella, así que decido guardarla, en porciones más o menos redondas, en el horno. Pero he debido de dar algo, porque llevaba un rato a 200º. Y así ha seguido unos 10-15 minutos, durante los cuales esas pelotillas de masa galletera han evolucionado a una cosa que no es ni galleta ni bizcocho, pero que pese a faltarle un poco de azúcar está rico.
Y prometo que no solo ha sido completamente improvisado, sino que ha sido la primera vez que me he puesto a hacer repostería sin mirar la receta, un poco a lo loco.
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